Començo aquest bloc de notes enmig de la ressaca de després de la Fira de Tàrrega d'aquest any. Han estat quatre dies molt intensos que m'han deixat una eufòria que a moments es barreja amb una sensació de buit.
De tot plegat em quedo amb una imatge: la transformació del paisatge d'El Talladell per la companyia francesa Carabosse. Hem jugat fort. Amb aquesta proposta volíem mostrar que és possible una altra manera d'imaginar la Fira; amb un altre tempo, una altra litúrgia. Lluny de les espentes, la cridòria, la cervesa a granel,...
El petit poble il·luminat només pels milers de punts de foc real, es va convertir en un "viatge sensorial" com deia Santi Fondevila a La Vanguardia.
Inicio este bloc de notas en plena resaca post-Fira de Tárrega de este año. 4 días muy intensos que me han dejado sumido en una euforia que por momentos se mezcla con una sensación de vacío.
De todo lo sucedido me quedo con una imagen: la transformación del paisaje de El Talladell por la compañía francesa Carabosse. Hemos jugado fuerte. Con esta propuesta queríamos mostrar que es posible otra forma de imaginar la Fira; con otro tempo, con otra liturgia. Lejos del agobio, el ruido, la cerveza a granel,…
El pequeño pueblo iluminado solamente por los miles de puntos de fuego real, se convirtieron en un “viaje sensorial” como decía Santi Fondevila en LaVanguardia.
De todo lo sucedido me quedo con una imagen: la transformación del paisaje de El Talladell por la compañía francesa Carabosse. Hemos jugado fuerte. Con esta propuesta queríamos mostrar que es posible otra forma de imaginar la Fira; con otro tempo, con otra liturgia. Lejos del agobio, el ruido, la cerveza a granel,…
El pequeño pueblo iluminado solamente por los miles de puntos de fuego real, se convirtieron en un “viaje sensorial” como decía Santi Fondevila en LaVanguardia.
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